Mi primer libro de poemas, de 1997. Está lleno de tanteos, traspiés, titubeos, pero quizá por todo esto es el poemario más fresco y espontáneo de todos cuantos he escrito.
Sobre él, la poeta Gloria Vergara escribió:
«Los dolores de la carne dejan ver las experiencias diarias del cuerpo-sombra que vela siempre su tangible roce con el mundo. Brota la carne hecha palabra en estos versos y deja que el lector sea parte de lo visto, de lo oído, de lo dicho, de lo creado».
EL CIGARRO…
El cigarro del amanecer
tiene un sabor amargo
A mediodía los gatos son tristes
Tu ceniza nocturna
recorre mis calles desiertas
llena los ceniceros calladamente
Mis manos terminan
donde comienza tu cuerpo