México maniatado (a propósito de la visita del presidente chino a México)

La visita del presidente chino Xi Jinping a México ha sido bien vista en lo  general por los analistas políticos y financieros, que han puesto principalmente  su énfasis en la reanudación de sus relaciones diplomáticas, fracturadas durante  el gobierno de Calderón por la visita del Dalai Lama, y en la consumación de  convenios de cooperación comercial, infraestructura y educación.

 

Se intenta que la relación bilateral sea recíproca y equilibrada, teniendo presente que México es, después de Brasil, el segundo socio de China en América Latina y que China ha desbancado a Japón y se ha ubicado en la segunda potencia económica más grande del mundo, debajo de Estados Unidos. A simple vista nada habría que escatimarle a esta reconciliación.

 

Sin embargo, hay algunos aspectos que impiden ser optimistas.

 

  • En primer lugar, que la situación actual de México frena cualquier vía de desarrollo, y mientras no consiga superarla será imposible su crecimiento interior y su expansión exterior. Un país con un campo prácticamente inerte o secuestrado por el crimen organizado (como en Michoacán), con un estado de Derecho arrasado por la impunidad (sigue latente el caso de la guardería ABC,) con una clase política corrupta (que va de la perredista Lady del Senado al priísta Granier), con un sistema educativo igualmente corrompido (véanse las acusaciones a la reciente prueba ENLACE), un país que importa el 43% de los alimentos que consume, que asimismo importa veinte veces más de la ciencia y la tecnología que produce (normalmente ya obsoleta) y que tiene a más de 7.4 millones de mexicanos con pobreza alimentaria no puede realmente competir ni contra sí mismo.

 

La cifra siguiente lo corrobora: el año pasado México importó 57 millones de dólares en mercancías de China, pero sólo exportó 5.7 millones de dólares. ¿Hay motivos para no ser pesimistas?

 

  • El segundo aspecto crucial es que nadie sabe muy bien si en realidad la apertura china a nuestra carne de cerdo y al tequila es un distractor para no sacar a la luz los productos que al país asiático realmente le interesan: el petróleo y los metales, que China necesita ansiosamente para continuar con su agigantamiento.  Este ámbito toca las fibras de la reforma energética que tanto ha interesado al gobierno de Peña Nieto desde el inicio de su gobierno y de la cual pocos detalles se han ofrecido hasta ahora. Discusión árida si tomamos en cuenta que también Estados Unidos es un socio comercial de México en materia petrolífera y minera y un enemigo natural de China.

 

Resulta riesgoso para México, por tanto, aliarse o traicionar a una u otra potencia en esta que parece una próxima guerra fría en lo comercial, pues México está, por un lado, en negociaciones para formar parte del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica, que lidera Estados Unidos y que es un claro contrafuerte contra el expansionismo chino, y ahora, por otro, está a la búsqueda de convenios comerciales con el tigre asiático.  El gobierno de Peña Nieto no debe olvidar que el que atiende a dos amos con uno (o con los dos) siempre quedará mal.

 

En cualquier caso, la situación deplorable que atraviesa México en todos sus ámbitos (incluido el energético, pues se dice que para 2020, debido a la infra-inversión en este rubro, nuestro país tendrá que empezar a importar petróleo) lo dejan imposibilitado para decidir su propio futuro.

 

Por encontrarse sin herramientas para competir, tendrá, una vez más, que subordinarse al destino que otros países le marquen y aceptar aquello que le “ordenen”.

 

Con la boca cerrada.

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1 comentario en “México maniatado (a propósito de la visita del presidente chino a México)”

Estamos bien jodidos y mi solucion es hacer una nueva revolucion o lo k es igual una guerra civil como en siria contra una oligarquia partidaria

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