El otro frente al espejo

Hay cosas que, curiosamente, uno jamás sabe de uno mismo. Viven como debajo de las cosas que sabemos, guarecidas siempre a la espera de sorprendernos a la menor provocación. Viven en los resquicios de los recuerdos, como el moho en las bisagras de las puertas, o los agujeros de un olvido aparente. Son las cosas que nos definen realmente y no lo sabemos, porque también a veces nosotros mismos las pisamos para enterrarlas más adentro, debajo de lo que queremos o deseamos ser, como el monstruo que respira entre la máscara y el rostro que usamos todos los días para ir al trabajo. Los otros a veces pueden ver ese monstruo con claridad, cuando se nos acercan un poco, o nos rozan con la yema de los dedos, pero sólo algunos se atreven a decírnoslo. Generalmente vivimos sin saber lo que somos en realidad. Vamos por la vida con los ojos vendados, a tientas, parecidos a los ciegos que se extravían al ser abandonados en medio de la multitud por el perro que, hasta entonces, les tendía su mano amiga.

 

AFmedios

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11 comentarios en “El otro frente al espejo”

Rogelio, me enamoré de esta historia, de estas palabras… Un gran abrazo

Las percepciones están siempre distorsionadas, tanto en cuanto al Otro, como en cuanto al otro en el espejo. No podemos salir de nosotros mismos, ni podemos entrar enteramente en otros. Y ambas cosas son buenas. Querer ser de otra forma es deseo de poder que no es humano.

Estimado Rogelio, me han llegado tus comentarios constantemente y los leo con atención, me los quedo sin comentarios pero siempre con un buen ánimo, este en particular llega en un momento clave, ayer recibí un reconocimiento a mi carrera de diseñador gráfico y platicando con mi esposa le comentaba algo parecido a lo que publicas hoy y en mi caso todo lo creado es un acto de reinventarme para buscar debajo de ese moho mi verdadera palpitación, saludos cordiales y hasta pronto

Postof Torres

ALFREDO CESAR JUAREZ ALBARRAN 30 septiembre ,2011 a las 4:35 pm

Pensamientos profundos de una mente brillante¡¡¡………..saludos

Señorón Rogelio Guedea…Esto es una joya 😉

¡Hola Rogelio!
Tus reflexiones sobre «El otro frente al espejo» me recuerdan mis lecturas de «El Capital», cuando estudiaba la carrera de Economía, en lo relacionado a «la mercancía», y la forma relativa del valor:
«El valor de una mercancía, por ejemplo el lienzo, queda expresado… en otros innumerables elementos del mundo de las mercancías. Todo cuerpo de una mercancía se convierte en espejo del valor del lienzo. Por primera vez este mismo valor se manifiesta auténticamente como una gelatina de trabajo humano indiferenciado. El trabajo que lo constituye, en efecto, se ve presentado… expresamente como trabajo equivalente a cualquier otro trabajo humano, sea cual fuere la forma natural que éste posea, ya se objetive en chaqueta o trigo o hierro u oro, etc. Mediante su forma del valor, ahora el lienzo ya no se halla únicamente en relación social con una clase singular de mercancías, sino con el mundo de las mercancías. En cuanto mercancía, el lienzo es ciudadano de ese mundo. Al propio tiempo, en la serie infinita de sus expresiones está implícito que el valor de las mercancías sea indiferente con respecto a la forma particular del valor de uso en que se manifiesta».
En la cita anterior, podemos observar que lo que pasa en el mundo de las mercancías, también sucede en nuestras relaciones sociales como humanos; sólo que nosotros, a diferencia de ellas, que tienen como base fundamental el trabajo humano; aquí, es el ser humano mismo como tal, con todas sus características: cualidades, virtudes y defectos, que imponen la diferencia entre él y los demás. Y tienes razón, porque nosotros, esas cualidades y virtudes, a veces, ni siquiera nos damos cuenta que las tenemos, pero la gente con la que convivimos, sí las observa; porque ellos son como un espejo para nosotros en los que nos reflejamos. Ahora bien, al tomar conciencia de lo que somos, implica también, aceptar nuestra responsabilidad del rol social que nos toca desempeñar; ya que debemos aportar nuestro granito de arena, tal y como tú lo haces mi estimado Rogelio. Por ello, y por la profundidad de tu pensamiento, vayan para ti mis más sinceras felicitaciones.
Saludos
Erasmo Nava Espíritu

Javier C Bravo Magaña 1 octubre ,2011 a las 8:11 am

¡Nombres,nombres! (de «las cosas del otro, el que está frente al espejo».

Buen planteamiento, Rogelio.

¿Qué daría uno por verse en los ojos de los demás?, aunque sólo fuera por un momento. ¿Nos asustaríamos, viéndonos como los otros nos ven?

Un abrazo, Elena

Pesimista hoy, señor Guedea.

Sr. Gadea: Me agrada sobremanera conocer de su trabajo literario. Mucho me gustaría hacerle llegar los primeros dos libros de lo que es el trabajo de mi más reciente producción poética en Puerto Rico. Si me dice cómo y a qué dirección lo haré gustosa y apasionadamente. Incluso pueo adlanatrle algunos poemas del tercero ahora en prensa. Su comentario -dentro de lo que anticipo en medio de una turbulenta agenda- sería sumamente gratificante. De usted, con respeto y admiración en mucho de su temática, Miguel Arzola-Barris.

error en «adelantarle»- ya corregido…Su admirador, Miguel Arzola-Barris…son tres los títulos a los que hago referencia: «La tinta es sudario de las carne y las palabras», «Silencio abierto de sombras» y el mAs reciente – en prensa- :Levanto la piel del agua». Gracias anticipadas por la atención que me pueda ofrecer.

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