¿Por qué México explota turísticamente el patrimonio cultural indígena y los indígenas, paradójicamente, se están muriendo de hambre? Ésta fue la pregunta que dio origen a una tesis que asesoré aquí en Nueva Zelanda, la cual me enfrentó contra mi propio espejo: ¿No son nuestros indígenas, entonces, parte integral de nuestra sociedad? ¿Tenemos que hablar de ellos como si habláramos de “forasteros”? ¿Nos mirarán ellos de igual forma?
Las anteriores inquisiciones se unieron a otras que descubrí en una reunión con académicos del Departamento de Estudios Maoríes de la Universidad de Otago, donde trabajo.
Para quienes no lo sepan, los maoríes en Nueva Zelanda son nuestros huicholes mexicanos, nada más que mientras aquellos fueron colonizados por la corona británica, los nuestros lo fueron (lo fuimos) por la española, en una destrucción cultural y humana que trató a los nativos como “ganado humano”, lo que parece no haber cambiado mucho hasta ahora.
En el caso de los maoríes, la situación, sin embargo, es distinta. Su inclusión en la vida social es notoria y la preservación de su legado cultural se ha convertido en un imperativo.
Todas las universidades de Nueva Zelanda tienen, por ejemplo, un departamento de enseñanza y estudios maoríes. Asimismo, cuentan con un partido político de representación en el parlamento, un canal de televisión y un plan nacional de integración constante.
Pero la prueba más fehaciente de “fusión social” es ver en la calle parejas de “colonizados” (maoríes) de la mano de “colonizadores” (británicos), lo que en México sería, en virtud de nuestras recrudecidas diferencias raciales, como un pistoletazo a mitad de un concierto de cámara.
Si hemos sido incapaces de realizar una verdadera reforma política (como ya lo vimos recientemente), más lo seremos para llevar a cabo una profunda transformación social.
He mencionado a los indígenas huicholes a propósito, sobre todo porque varias noticias dieron cuenta de que el gobierno federal ha avalado la explotación minera en zona sagrada huichol, específicamente en Wirikuta, por parte de una empresa canadiense de nombre First Majestic, lo que sería impensable a la inversa. Ya bastante han padecido los indígenas mexicanos (ahí está Chiapas, la Sierra Tarahumara o Acteal, cuya justicia aún no llega) como para aún sufrir daños en sus zonas sagradas.
La pregunta inicial sirve para evocar otro hecho ejemplar: en los pasados Juegos Panamericanos se promovió el Vochol como un patrimonio del arte indígena mexicano, valuado en 3 millones de pesos y que recorrerá europa representando nuestro orgullo nacional.
Pues este Vochol es obra de artistas huicholes que hoy han tenido que hacer caravana para pedir el retiro de las mineras extranjeras que están poniendo en riesgo inminente su legado cultural.
A pesar de los reclamos y protestas, el gobierno federal no parece interesado en “promover” la desocupación. Su respuesta: prestar oídos sordos. Como siempre.
Artículo Publicado en El Financiero.
Escribe un comentario en este artículo
Artículos | 11 de febrero, 2022 | 0
Artículos | 23 de enero, 2022 | 0
Artículos | 4 de diciembre, 2021 | 0
Artículos | 12 de noviembre, 2021 | 0
Hola Rogelio, buen día.
A finales de octubre tuve la invitación de asistir a un tipi en Aguascalientes donde me presentaron a Seira un norteamericano sajón aceptado en las filas Cheyenes, corrió el tipi en forma majestuosa con cantos e intervenciones y el fuego sagrado junto con el venado «peyote» nos acompañaron durante la noche hasta el amanecer, por la mañana y aun dentro de nuestro viaje conversé con Seira acerca de Wirikuta, le comenté que conocí El Cerro Quemado con un chamán wirrárika llamado Mateo y al estar presente y frente de Wirikuta sentí una enorme alegría saber que en la epidermis de ese espacio sagrado la tierra misma encontraba una conexión cósmica de otras dimensiones, por esa fecha Calderón no había dado el anuncio de la explotación minera en Wirikuta y al regresar a Guadalajara supe de esa lamentable noticia por lo que organizamos una marcha-manifestación y recordarles a nuestros olvidadizos gobernantes sus promesas de campaña con el pueblo wirrárika hacerles notar que el atentado a Wirikuta es lo mismo si se le hiciera a la Villa Guadalupana. Seira me comentó con otra visión que en gran parte no era culpa de Calderón sino del cansancio de la zona y del abuelo mismo en manifestarse en esa forma porque no se le ha tenido el respeto suficiente y porque los tiempos mismos merecen un cambio. Muy cierto de su parte ya que la conciencia se ha ido extraviando al grado que cada vez más nos importamos nosotros (en primera persona del singular) y por las cosas materiales que por una verdadera revolución incluyente con el medio ambiente y lo que nos rodea. Indiscutiblemente no avalo la eliminación de ese ancestral y sagrado recinto patrimonio de la humanidad y es un acto compromiso los que estamos enterados no permitirlo y sumar voluntades para revertir las estúpidas decisiones de quien lamentablemente nos gobierna.
Postof Torres
Guadalajara
HOLA AMIGO: SIN EXCEPCIÓN,A TODOS LOS NATIVOS QUE FUERAN DUEÑOS Y SEÑORES DE ESTAS TIERRAS AMERICANAS O NÓ, LOS DUEÑOS DE LA LUZ, HAN TRATADO DE BORRARLOS DE LA FAZ DE UNA TIERRA QUE LES PERTENECÍA PORQUE LLEGARON ANTES.TAL VEZ CONOZCAS UNA CARTA QUE UN INDÍGENA NORTEAMERICANO LE ENVIÓ AL ENTONCES PRESIDENTE PIERCE. SI NO LA CONOCES, ME AVISAS. VALE LA PENA.LA GENERACIÓN DE ILUMINADOS AMBICIONA BORRAR EL PASADO Y LOS DERECHOS LEGÍTIMOS DE NUESTROS ANCESTROS.SALUDOS, CARMEN
Hola Rogelio! Tan acertados como siempre tus artículos y sobre todo hacen reflexionar a quienes tenemos el gusto de leerte, pero desafortunadamente somos una sociedad que no tenemos la capacidad de darles el valor justo a nuestros indìgenas de los cuales debemos sentirnos orgullosos, tal vez por eso ellos nos miran también a nosostros como «forasteros», y ante el anuncio sobre la explotación minera, que le puedo decir de nuestro ya querido Mèxico tan lastimado,que usted no sepa ya? Saludos