Los maestros sin salario del Emsad y los Telebachilleratos

La cuerda siempre se rompe por lo más delgado, esto es una verdad como un templo. Por eso, quienes están sufriendo las consecuencias de la falta de asignación de recursos para cubrir los sueldos de la Educación Media y Superior a Distancia (Emsad), que tienen alrededor de 20 centros de trabajo en la entidad, y de los 25 Telebachilleratos (TBC), y que en conjunto atienden a más de tres mil alumnos, son los 175 trabajadores de estos dos organismos, los cuales ya tienen más de cuatro quincenas sin cobrar su salario y ahora trabajan bajo protesta, problemática que, hay que decirlo, se ha venido presentando año con año, nada más recordemos las protestas que hubo por la misma razón el año pasado. En virtud de lo anterior, y de las legítimas protestas de los maestros, muy desesperados por no recibir su salario, hace un par de días sucedieron dos acciones que me parecen oportunas y que despejan el panorama futuro para los maestros del Emsad y de los TBCs: lo primero fue la rueda de prensa que dio el secretario de Educación, Jaime Flores Merlo, en la que fue muy puntual en señalar, con documentos en mano, que desde noviembre se hizo la solicitud formal de asignación del recurso federal y se abrió la cuenta para radicarlo, pero que el gobierno federal no lo había hecho hasta ese día, aun cuando el gobierno estatal estaba preparado para hacer lo correspondiente apenas recibiera el recurso, esto es poner su parte correspondiente y empezar a realizar los pagos. La otra acción fue una reunión que se dio con más de 35 integrantes de estos organismos por parte también del secretario de Educación y de Margarita Ochoa Vargas, directora de Educación Media Superior y Superior de la SE, en donde se les ofreció a los asistentes los pormenores sobre la situación y se hicieron acuerdos en los que, básicamente, se buscará que esta problemática no vuelva a suceder en el futuro, reunión que parece ser que fue muy productiva y que dejó a los maestros por lo menos más tranquilos. Más allá de constatar la importancia de una buena y transparente comunicación institucional entre las partes involucradas en un conflicto, dos aspectos, sin embargo, llaman poderosamente la atención y advierten de una responsabilidad compartida entre el gobierno federal y el gobierno estatal: por un lado, la dilación por parte del gobierno federal en radicar los correspondientes recursos y, por otro lado, la falta de voluntad del gobierno estatal para, por lo menos, empezar a distribuir el recurso que le correspondía a los maestros, aunque sea para cubrirles un par de quincenas, a menos que la razón de no haberlo hecho se debiera a que no tenían en mano dicho recurso y el gobierno federal, por esa razón, tampoco lo haya radicado. Eso no lo sabemos y, por eso, hablo de una responsabilidad compartida por parte de ambas instancias gubernamentales. Lo que sí es cierto es que, Dado lo anterior, yo dejaría de criminalizar al secretario de Educación y, obviamente, a la directora del nivel mencionado, porque ellos como gestores hicieron lo correspondiente, cumpliendo con su parte administrativa, y para muestra es que ahí están los documentos con los que avalan sus gestiones. Como lo dije al principio, lo más lamentable es que en este desaguisado burocrático-administrativo-financiero entre dos instancias de gobiernos (la federal y la estatal) los que siguen pagando las consecuencias son los maestros, esto es, los últimos que se deberían de ver afectados por ello, pues ellos han hecho un trabajo para el cual no han recibido su justo pago. Ojalá que esta sea la última vez que sucede una situación así y se logre un acuerdo integral para que los maestros no vivan en la permanente incertidumbre de saber si les pagarán o no, porque nadie negará que esta angustia es la peor forma en que uno puede presentarse a un salón de clase a transmitir con júbilo y pasión el conocimiento.

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