La salud mental en la UdeC

Yo padezco el Transtorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Lo padezco desde que era niño. Nací con él, pero situaciones familiares, medioambientales y personales me lo detonaron de una forma que, en ocasiones, me era imposible lidiarlo. Sufría mucho. Sufro aún, en los momentos de crisis. Nadie me dijo en aquel entonces lo que tenía. Mis padres, que desconocían de qué iba el asunto, se limitaban a decirme que nomás le tenía miedo a las enfermedades, todo me asustaba, era un cobarde. En alguna ocasión llegué a tener paranoia, producto de una situación traumática que viví en un cine, cuando uno de los que hacían el aseo me llamó la atención en el interior de los baños del entonces cine Diana.  Mucho tiempo después supe, en realidad, que quería reprenderme por algo, aunque entonces lo que yo creí fue que quería abusar de mí. Después de ese día salía a la calle y creía que me lo encontraba o que me perseguía. Lo imaginaba acechándome en los meandros del barrio. Aunque viajara a otra ciudad, creía que lo veía, se me aparecía como un fantasma.  No sé cómo salí de tal tribulación. Como ésta, tendría, he tenido, sigo teniendo muchas, iguales, parecidas, distintas. Malas celadas que le tiende a uno nuestro propio cerebro. Mucho tiempo no quise hablar de esto. En México no estamos preparados para los trastornos y enfermedades mentales. Se estigmatizan. Las trivializamos. Pero muchas personas las padecen y están sufriendo por falta de profesionales que las puedan atender en serio.  Incluso ahora que lo escribo, sé que habrá muchos que no entenderán lo que estoy diciendo. Lo digo porque es importante hablar de ello. Y es importante porque, luego de regresar de Nueva Zelanda, donde estuve más de una década, me encontré con una sociedad más desequilibrada mental y emocionalmente. No es para menos. Vivimos tiempos difíciles, angustiantes, y me preocupa que no podamos hacer nada para sostenernos, sobre todo cuando esto impacta al sector más vulnerable de la sociedad: los niños y los jóvenes. Por alguna razón que no me explico (o que sí me explico), me he visto involucrado en el tema de la salud mental, incluyendo en la Ley Estatal de Salud Mental que impulsa la diputada Adriana Mesina, la cual me parece crucial para nuestro estado y que sigue atorada en el Congreso. Pero más que eso, por mis estudiantes. Algunos de ellos (y esto sí no me lo explico) tuvieron la confianza de acercarse a mí para contarme sus situaciones personales. Omito sus nombres por las razones obvias, pero no su número: fueron más de cinco, en mi propia clase, los que manifestaron atravesar por una dura situación. Dediqué parte de la clase, hace unos días, a hablar sobre el tema. Se los expuse abiertamente. Les conté mi propio caso, sin remilgos, así como lo estoy haciendo ahora. Les pedí al resto de sus compañeros solidaridad, comprensión, apoyo, inclusión, afecto. Fui puntual en algunas recomendaciones. Me asombró ver cómo, de pronto, no sabemos ante quién estamos cuando nos paramos frente a un grupo de alumnos, quiénes son verdaderamente nuestros interlocutores y qué es lo que necesitan, más allá del conocimiento que podamos transmitirles. Es un ejercicio que no deberíamos nadie de obviar, me doy cuenta. Así como le pedí a la clase que fueran compasivos con esos compañeros que lo necesitaran, así también creo justo que nuestra Casa de Estudios lo sea también a través de los programas de apoyo que tenga para el caso, y que si no están del todo activos, los active de inmediato y haga una campaña emergente a este respecto, seguro estoy que traerá grandes beneficios. Es importante que la comunidad estudiantil y laboral sepa que no está sola y que tiene el respaldo de la institución. Porque de entre todas las cosas que uno padece en esos momentos es saberse solo lo peor que a uno le puede pasar.

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1 comentario en “La salud mental en la UdeC”

jesús fernando olea moreno 15 septiembre ,2017 a las 5:59 pm

Podemos pensar en privilegiar la salud mental para niños y adolescentes , como edades en que aún puede hacerse mucho por el enfermo.
Por cierto puedo proponer un estudio sobre salud mental para todos los colimenses , para explicar como soportamos gobiernos tan ineptos , poder legislativo integrado por personas tan limitadas en todos los aspectos y judiciales que no niegan que el ser humano es agresivo y egoísta por naturaleza.

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