Todavía tengo en mitad de la frente la imagen de la mujer que se enjauló con sus hijos frente al Palacio Municipal de Manzanillo y se puso a coserse los labios con un hilo, bajo el inclemente sol de las 12 del día. También tengo presente que la mujer lo hizo en protesta por haber sido maltratada por una empresa administrada por coreanos, a quienes acusaba de haberla sacado a patadas desde la cocina hasta la calle.
Tengo presente, además, que en los medios se habló del asunto y que algunos funcionarios, articulistas y lectores opinaron al respecto, señalando –en algunos casos- la exageración e irracionalidad de la medida tomada por esta mujer, que en su protagonismo había expuesto la vida de sus propios hijos.
Debo decir que seguí todas y cada una de esas declaraciones hasta que la noticia se perdió en el mar de noticias de todos los días, que no hay cabeza humana que pueda retener. Entonces me di cuenta de lo fácil que es, por un lado, olvidar a una mujer ultrajada en una sociedad que ultraja indiscriminadamente, y, por otro, de lo sencillo que es – cuando uno tiene, al menos, un pan y medio litro de leche- opinar sobre la desgracia de los otros y luego continuar jugando póker.
Pero a mí me pasa algo que me importa poco –y perdónenme la insolencia- que me lo crean o no, y esto es: puedo sentir el dolor ajeno –y el gozo, que ya escasea- como si fuera mío. Y ahí tengo que, aun cuando quizá ya todos se olvidaron de la mujer que se cosió la boca frente al Palacio Municipal de Manzanillo, yo todavía tengo su rostro clavado en mitad de la frente.
Obviamente, esa mujer no representa sólo a una mujer maltratada por unos coreanos. Nada de eso. Esa mujer representa, para mí, la desesperación y la impotencia de todos esos que no tienen ni rostro ni voz, y ya incluso ni nombre. Porque con comentarios como los que algunos vertieron en los medios, yo me pregunto: ¿qué nombre y qué voz y qué rostro de una mujer ultrajada puede permanecer en pie?
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Uno de los personajes, de los varios, que haces referencia es el actual secretario de fomento económico. El mismo que estuvo presente cuando asesinaron a Silverio. Que un funcionario de alto nivel minimice los hechos y declare que es exagerada (la protesta) y que por eso luego las inversiones se van del estado me parece de lo más patético. Y es cuando desgraciadamente a veces piensas, por qué no le dieron un tiro a este cabrón también! En fin…
Qué bién por este texto, nos deja con un compromiso de reflexionar lo que somos como individuos y como sociedad, hacia donde vamos, porque bien es cierto que el olvido,la indiferencia y la insensibilidad no sólamente está del lado de los que mal gobiernan ( o desgobiernan) sino de cada ciudadano que componemos la comunidad,el pueblo,la ciudad , estado y país.
Es horrible que cuando alguien nos sacude un poco con hechos o relatos como ésto nos vamos dando cuenta que vamos perdiendo la capacidad de asombrarnos y la desgracia ajena se vuelve solamente una cifra de malestares, parte de la frías estadísticas que engrosan los archivos que luego alguien se encarga de vaciarlos en el basurero de la nada.
Es necesario darnos cuenta que esto es sistémico, a alguien le conviene tenernos así, esta es la estrategia, esa es la apuesta y ellos seguirán lanzando sus dados cargados para que todos nos acostumbremos que siempre caerá este «dadito» de cara al valemadrismo….señores hay que manifestar nuestro hastío ante estas cosas antes que la cucaracha sistemática silenciosamente nos devore.
Señor Rogelio Guedea reciba desde Cd Valles Huasteca Potosina una abrazo, y una felictación por compartirnos tan valiosa información y despertarnos el interés, y recordarnos que estas cosas nos deverían de llenar de vergüenza. cordialmente. Juan José Valdespino. mail jvaldespinohernandez@yahoo.com.mx
[…] Guedea siente el dolor de la mujer que se cosió la boca. […]
Haces bien, lo bien que haces, Rogelio, en meter el dedo en la llaga. Aunque creo a veces que la llaga se ha ulcerado y ha criado costras. Y esas costras aíslan de tal manera nuestra sensibilidad (hasta nuestra cordura) que ha hecho de nosotros lo que somos: una triste comparsa de payasos consumistas, sin humor, sin ternura y sin absolución. Un abrazo.
Gracias, Rogelio, por no dejar que la modorra en que vivimos nos parezca «normal».
Saludos.
La lástima y la vergüenza de nada sirven. Lo que vale es la acción. La presona que describe Rogeio y él mismo pueden estar iniciando algo , aunque al final el texto de Rogelio diluye el hecho de que este es acto de una MUJER. Aunque difícil, es urgente que los varones se pongan a meditar sobre la suerte de la mujer y que mujeres y hombres inicien la acción para cambiar esta realidad.
Rogelio tienes razón en hacer tus comentarios todo lo que te enteraste fue por medios impresos, estuve presente en el lugar del evento, lo que no dicen los medios que todo fue organizado por su papá que es el mismo que organizo el paro en la ocación anterior en la regasificadora, y si esa mujer lo hizo fue por que el papá la estuvo obligando a hacer todos fuimos testigos de los echos, tambien la estaba obligando a que se desangrara cuando eso iva a suceder una profesor de apellido lara se opuso e hizo entrar en razón primeramente a su papá y posteriormente a la señora para que saliera de la jaula y procedieran por los causes legales y no trabajaba en una empresa coreana trabaja para una empresa mexicana, y con las que tuvo el problema fue con sus compañeras de trabajo y no con los patrones, te comento que en el lugar una personas le decian al papá que el mejor se cosiera los labios y no su hija, su hermano le proporciono un algodon con gilocaina para que procediera a tal evento, a quien debemos de darle las graicas de todo lo sucedido es al papá quien finalmente la obligo a tal echo.
nadie me lo conto yo lo vi, como otras personas más.
Los hombres y mujeres que se valieron de esa mujer para cumplir con su cuota de noticias, o los que la ignoraron porque desde su status no se mira para abajo, a todos ellos, una mujer los parió. Pero ser madre, sobre todo en las clases altas, no significa crear sensibilidad. Si miramos «para arriba» sabremos que muchos de ellos, ya tienen a su propia madre confinada en un geriátrico. ¿Qué se puede esperar de ellos entonces? Pero, son los que manejan el mundo, desde lo mediático y desde el poder. Así estamos, en América y en casi todo el mundo. Por suerte existen denuncias como las tuyas para intentar mejorar las cosas.
Un abrazo desde Uruguay, Eliza
muchas gracias, Paco, por tus observaciones. De cualquier modo, en el fondo de todo, en otras circunstancias, esto tampoco tendría razón de ser. Saludos
Las injusticias indignan siempre a las personas conscientes; lo triste es que pocas veces es posible hacer otra cosa que denunciarlas. Ojalá que en el futuro se imponga una cultura mundial de respeto por la gente.
El testimonio de Paco es fundamental, porque nos obliga a profundizar y reflexionar SIEMPRE sobre las noticias que nos dan. La realidad sale a menudo distorsionada e instrumentalizada, y nosotros… fantoches que se tragan cualquier tonteria!
Existe una delgada y frágil línea entre la verdad que se pretende transmitir y la distorsión de esta en ocasiones involuntaria, en otras no… por quien es llamado un informador, que se encarga de retransmitir algún echo que en muchas ocasiones, también a el a sido retransmitido y fue comunicado de alguna persona que estuvo en el lugar de los hechos, o tiene acceso a la fuente de la información, es casi imposible el ser influido y el expresar su punto de vista de una manera disfrazada y suspicaz en una nota, rigiéndonos por los valores que todos creemos justos, es la naturaleza del ser humano, hacer un juicio-express..(Por así llamarlo). No es la primera ocasión que se señala este tipo de abusos de el personal extranjero que labora en esta importante obra, solo argumentare mi ultimo comentario, que se de fuentes fidedignas y cercanas, me refiero a personal que labora en estas obra, que si existe una atmosfera densa en cuanto a la relación entre extranjeros y connacionales, e escuchado testimonios y blasfemias hacia estos personajes, dicen actúan con prepotencia e intimidando a los trabajadores locales, muy independientemente de el caso de esta señora en particular, historias como estas de trabajadores maltratados y humillados por estos personajes hay decenas, se los digo yo que conozco bastante gente que trabaja en ese lugar , podremos concluir que «esta mentira dicha 100 veces, hoy es una realidad»