El PRI se enmascara de PAN

El PRI en Colima ha llegado a niveles de descrédito e ilegitimidad nunca antes vistos. Esto se le debe, básicamente, al pésimo gobierno que ha llevado a cabo el actual mandatario Nacho Peralta, quien ha quedado enormemente a deber en cinco rubros fundamentales: seguridad (y véase el repunte en violencia de los últimos días), salud (apenas hay lo mínimo indispensable para dar una buena atención a los derechohabientes), movilidad (los reclamos en este ramo están todos los días a la orden del día), empleo (desde hace dos años no sabemos nada de quien prometió hacer de Colima la Suiza de América) y más recientemente educación (donde hemos visto que el magisterio sigue en pie de lucha a la busca de respuesta cabal a sus reclamos).

Ha sido tan procaz la gobernanza nachoperaltista en el rubro educativo que, por ejemplo, el Ejecutivo estatal realiza encuentros ciudadanos hasta las tres de la madrugada pero ha sido incapaz de realizar un encuentro real con el magisterio para resolverle de una buena vez sus demandas a pesar de llevar ya más de dos semanas de plantón. Un absurdo total. El gobernador Peralta Sanchez, pues, se ha convertido en el principal responsable del descrédito de su partido y, por tanto, en el principal promotor de que sus cofrades priistas secuestren otros institutos políticos a fin de que el PRI pueda sobrevivir a las elecciones del 2018 y, sobre todo, a las gubernamentales de 2021. Bien visto, el PRI ya está metido en el Verde Ecologista (a través de Virgilio Mendoza), ya está en Morena (a través de la propia Indira Vizcaino), ya está en el PRD (a través otra vez de la mencionada Indira, quien todavía tiene un enorme pie dentro), ya está en Movimiento Ciudadano (pues Locho Morán ha servido de su bisagra comicial y ahora como factor de desunión del Frente Amplio), ha estado siempre con el PT y Nueva Alianza (aunque esperamos que este partido se reivindique en honra al magisterio), y ahora ya tiene medio cuerpo metido dentro del PAN, la primera fuerza política de la entidad.

El dictamen a favor de la planilla de Julia Jimenez, quien representa todos los intereses de Pedro Peralta Rivas, primo del gobernador Nacho Peralta, advierten una catástrofe no sólo para la democracia colimense sino también para la libertad de expresión, la libertad de asociación y para el progreso del Estado en todos sus sentidos, pues el PRI se convertiría en un controlador hegemónico de todo a través de sus enmascarados aliados priistas. Parece algo de lo que no deberíamos preocuparnos tanto, pero en realidad no luchar para evidenciar esta treta o impedirla tendría consecuencias catastróficas para nuestro estado de bienestar. El único resquicio que queda para que la sociedad siga conservando su soberanía (esto es su capacidad de decidir su propio futuro) es que los verdaderos panistas (representados por el liderazgo de Enrique Michel Ruiz y las huestes de Jorge Luis Preciado) se armen de pies a cabeza y enfrenten al gobierno de Nacho Peralta, impidiendo que secuestre a su instituto político a través del grupo de Peralta Rivas.

No se trata ya de una cuestión legal (la resolución de una Sala), sino de un asunto de justicia, algo mucho más alto todavía. Si el CEN del PAN no ve los riesgos que se viven en Colima con este intervencionismo priista, los panistas verdaderos son responsables de hacérselo ver a fin de que desde el centro se protejan los intereses y el destino no de los mismos albiazules, sino los de la propia sociedad colimense, que espera terminar de una vez por todas con esta tiranía rojiblanca que pronto alcanzará el siglo completo.

Yo espero que los reales panistas no acepten la unidad con quienes son secuaces del priismo gubernamental y representan sus intereses, más bien que levanten sus murallas, defiendan lo que es suyo y luchen por devolverle a la sociedad una vida más próspera y digna.

Escribe un comentario en este artículo

Comentarios