CEDEFU, una misión de vida

Es ya claramente evidente que el Centro para el Desarrollo de la Familia Universitaria (CEDEFU), que dirige la señora Alicia López de Hernández,  se consolidó como una dependencia clave para la misión de este rectorado que se ha impuesto como identidad propia la responsabilidad social. Integrado por organismos cuya labor está a su vez ligada a la tarea social (como la Estancia Infantil, el programa de Estudiantes Voluntarios (EVUC), el de Liderazgo con Desarrollo Humano, la Brigada Universitaria de Protección Civil, el Programa de Prevención Asistencial, que incluye el Centro Universitario de Atención Psicológica; el de Orientación Educativa, el Programa Universitario de Discapacidad e Inclusión, el Cocone-Yocoya, el programa Desarrollando Capacidades Humanas Emprendedoras y el programa Cultura por la Paz), el CEDEFU se ha convertido en el surtidor de bienestar tanto de la familia universitaria como de la colimense en general, todo esto a través de acciones muy concretas que no tienen otra razón de ser que traer armonía al personal que labora en nuestra casa de estudios y a la poblaciónque interactúa con ésta. En su reciente informe, López de Nava enfatizó que los programas realizados se enfocaron a ámbitos muy específicos del desarrollo personal, la cultura física, la educación para la salud (mucha de ella subrayando su carácter preventivo, sobre todo con respecto al cáncer de mama y de próstata), la formación ciudadana, el bienestar material, la apreciación artística y cultural, así como la inclusión social, beneficiando a asilos, albergues, casas hogar y a la colonia Mirador de la Cumbre II, donde nuestra alma máter ha venido trabajando de forma sistemática con el fin de darle una formación integral a los habitantes de este vulnerable sector social. Todas estas acciones involucran no sólo a personal del CEDEFU, que ha crecido considerablemente incluso en presupuesto, sino también a estudiantes voluntarios, miembros del voluntariado, etcétera. La unión de los diferentes organismos universitarios que antes trabajaban de manera separada ha ocasionado apuntalar una mejor sinergia que no hace sino producir mejores condiciones para cumplir la misión esencial de este centro: darle rumbo a la familia universitaria a través de quehaceres que benefician al mismo tiempo la vida de los colimenses y, en especial, de sus sectores más desfavorecidos. Es, como lo dijo la directora del centro, un compromiso con “nuestra misión de vida”. No creo –esto es mío- que haya un objetivo más alto que este en misión de una institución educativa, de ahí la importancia de seguirlo alentando.

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