Como cada viernes, mi mujer y yo nos alistamos para ir al supermercado, ese grande que tiene pasillos de comida internacional, carne importada y una barra de vinos tan larga como cualquier avenida del Distrito Federal. Entramos por la puerta grande y cogimos un carrito de doble compartimento, para no escatimar. Decidimos empezar nuestro recorrido desde el primer pasillo, como siempre y, como siempre, mi mujer me preguntó que si podíamos llevar esas galletas confitadas de almendra, nuez y cacahuate, tan ricas pero carísimas. Sí, le dije sin titubear. ¿Y este jamón serrano ibérico?, preguntó. ¿Es el más caro? Y ella: sí. Entonces adelante. ¿Y este vino Château d’Yquem 1787 que cuesta un ojo de la cara, cielo? Claro que sí. Pasamos al siguiente pasillo y al siguiente y echamos bacalao Skrei, alitas de pollo con salsa satay, dos barras de pan con linaza, una selección de quesos de Navarro Correas, y luego, no conformes con eso, pasamos a la selección gourmet, donde terminamos de copetear el carrito de doble compartimento, tanto que los mejillones de Fiji y la selección de salchichas Frankfurters colgaban de los bordes. Entonces, cuando ya no podíamos más, dimos vuelta y nos dirigimos a la zona de cajas. Antes de llegar, abandonamos como siempre el carrito en las heladeras de la comida congelada. Salimos sin que nadie lo notara y fuimos a la tiendilla de abarrotes de enfrente, donde compramos una bolsa de galletas Marías y un yogurth de fresa, que, también como siempre, comimos gustosos en una banca del jardín Libertad.
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Artículos | 11 de febrero, 2022 | 0
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Artículos | 4 de diciembre, 2021 | 0
Artículos | 12 de noviembre, 2021 | 0
Excelente!!! buen tip, gracias por compartirlo, solo que nosotros nos iríamos al puesto de tacos que esté más cerca, saludos
¡Codo!
Es muy pero muy divertido jugar a que compramos mil cosas ricas, ¡felicidades!
Al leerlo, en un revuelo mi imaginación llegó al lado de un conocido que ha viajado y por un momento pensé si él conocería esas, supongo, ricas viandas que mencionas. Al final, no pude evitar una sonrisa y tuve la plena convicción de que hay mucho que compartir con quien te identificas, independientemente de lo que comas, o del lugar en el que estés.
Muy Colimote y muy Méxicano, solo así podemos vivir los 5 sentidos unidos en nuestro país de crisis. SALUDOS VILLANOS
Estimado Rogelio, al parecer ud vive en méxico. Su aventura en el supermercado es de una veracidad extraordinariamente comparativa a mi argentina. Miramos a través de los escaparates el paso de los lores de la abundancia. Le cuento que también, desde aquella posición, sentimos el frío de la indiferencia.
Reciba mi felicitación por el relato.
Norberto Pannone
Amigo rogelio, te felìcito por esa explendida redacciòn y te juro que me imagine que estavas deberas de compras en una tienda de Austràlia, me preguntè si tanto cambiaste en tan poco tiempo que dejaste de vivir en colima.!!!
Otra manera de ver un supermercado (relato del escritor español José Antonio Garriga Vela). Espero que te guste.
Un empleo
Este mediodía he visto a varios mendigos peleándose en la puerta del supermercado. Se disputaban el puesto de trabajo que dejó vacante el hombre que la semana pasada desapareció de repente, después de varios meses de permanecer arrodillado junto a la entrada. Me ha sorprendido la competencia que existe entre ellos por apoderarse de los lugares más privilegiados del barrio. La puerta de supermercado y de la iglesia son los puestos que tienen mayor demanda. Yo creía que el gremio de los mendigos era solidario, pero he descubierto que ocurre lo mismo que en el resto de los trabajos.
A menudo me quedo quieto a la salida del supermercado con las bolsas de la compra en la acera, como si esperara a alguien. Nadie sospecha de mí. A ninguno de los mendigos se le pasa por la cabeza que estoy aprendiendo el oficio. Me he fijado que la cortesía es fundamental para pedir limosna. No es necesario atosigar a los clientes ni remangarse el pantalón para mostrar las heridas; simplemente hay que mirarlos y esbozar una sonrisa de agradecimiento, aunque pasen al lado sin mirarnos.
No pertenezco a esa clase de personas que constantemente andan quejándose de la crisis. No he cambiado ninguno de mis hábitos, aunque mis jefes hayan reducido sus gastos conmigo. No soy fatalista. Pero, por si acaso, los días laborales me demoro a la salida del supermercado observando el comportamiento de los mendigos y los días festivos me detengo en la puerta de la iglesia para comprobar la caridad de los feligreses. Luego, a solas en casa, hago cuentas. Me pongo a calcular las horas que tendría que pasar a la intemperie para alcanzar el sueldo que gano trabajando. Si supiera hacer malabarismos con bolos o pelotas podría colocarme en un semáforo y sacar bastante más dinero en menos tiempo, pero nunca he sido habilidoso con estas cosas. En el caso de que me quedara sin trabajo, mi futuro estaría en la puerta del supermercado. He eliminado la iglesia porque me parece hipócrita y oportunista acordarme de ella sólo cuando la necesito; aunque bien pensado eso es lo que hacen la mayoría de los creyentes con Dios.
Me satisface el oficio de mendigo. Desde siempre me ha gustado estar quieto y en silencio. Además, creo que mi mirada infunde confianza. Estoy seguro de que podría sacar un buen sueldo en el supermercado del barrio, aunque me da cierto apuro pedir limosna a mis propios vecinos. Pero la comodidad de tener el trabajo al lado de casa es una ventaja a tener en cuenta. Me tranquiliza pensar que, si el futuro se tuerce, siempre me queda la opción de pedir limosna; aunque no sería tan fácil, porque soy un hombre pacífico incapaz de pelear por un miserable puesto de trabajo”.
Vale Rogelio, esplendido como siempre, una ocasion que visite una biblioteca publica en compañia de los alumnos de la escuela de mi hijo de 5to grado, encontre un libro tuyo en los estantes lo empeze a leer, cuando el llego me dijo que lees y le comente leo el libro de un amigo, me pregunto asombrando, tu conoces a Rogelio Guedea? le dije si, luego te enseñare la postal que me envio donde actualemente vive.
Saludos Rogelio
te pasa compa, muy bueno me alegraste el dia
Es la mejor terapia que conozco contra el estres y de paso te llena de una felicidad que te dura por buen tiempo. Nos veremos el Wall-mart
Es la mejor terapia que conozco contra el estres y de paso te llena de una felicidad que dura por buen tiempo. Nos veremos en Wall-mart